Con el artículo de hoy, de autoría de Sergio Rubín en el matutino Clarín* queda confirmado que este periodista es el verdadero vocero del Cardenal Bergoglio. Vemos que tiene la información precisa de lo que acontecerá con la homilía del Tedeum del 25 de mayo en la Catedral porteña.
Además, Sergio Rubín es el co-autor con Francesca Ambrogetti del libro El Jesuita donde le hace el favor al Sr. Cardenal de despegarlo de sus intervención en la dictadura. Y junto al Pbro. Guillermo Marcó, vocero de Bergoglio desplazado por afirmar que “Benedicto XVI no lo representa”, manejan el suplemento Valores Religiosos desde donde panfletea sin tapujos con el populismo progresista que recorre las venas del Primado.
Si analizamos las diversas intervenciones periodísticas veremos lo que piensa en realidad el Cardenal aunque después, como método, termine desmintiendo los trascendidos.
Se puede afirmar que los artículos de Rubín son consensuados en la mesa de trabajo de la Curia Porteña. Y marcan la lectura oficial de la realidad eclesiástica argentina que puede definirse en los siguientes puntos:
1- La Iglesia Argentina es autónoma de Roma.
2- El episcopado responde ciegamente al liderazgo del Jesuita por eso en él se resume el pensamiento de la Iglesia.
3- El Cardenal y los obispos argentinos no coinciden con los criterios de Roma y esperan que el geronte Benedicto XVI termine y todo cambie.
4- El proyecto de Iglesia bergogliana es un pueblo devoto de la Virgen, sensible a los problemas sociales y con esperanza de plantar una Iglesia popular comprometida según la catequesis de la Teología de la liberación.
5- No es admisible desde ningún punto de vista un retroceso en el proyecto y para eso hay que impedir toda acción eclesiástica que se salga del marco.
6- Todo obispo tradicional debe ser acosado y abortado del sistema.
7- El sucesor de Bergoglio tiene que ser impuesto desde Argentina y si es Monseñor Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes, mejor.
Pero, ¿quién es Sergio Rubín?
Un empleado del Cardenal que recibe como paga la información de primera mano. Con ella comercia buenos réditos en el Grupo Clarín y con los auspiciantes de Valores Religiosos.
Como ejemplo resulta muy interesante comparar en sus artículos el tema Grassi con el tema Macarone a quien termina absolviendo por razones de “operación política”. ¿Será esta la visión de todos los obipos o solo de Bergoglio? La respuesta es obvia…
Además, Sergio Rubín es el co-autor con Francesca Ambrogetti del libro El Jesuita donde le hace el favor al Sr. Cardenal de despegarlo de sus intervención en la dictadura. Y junto al Pbro. Guillermo Marcó, vocero de Bergoglio desplazado por afirmar que “Benedicto XVI no lo representa”, manejan el suplemento Valores Religiosos desde donde panfletea sin tapujos con el populismo progresista que recorre las venas del Primado.
Si analizamos las diversas intervenciones periodísticas veremos lo que piensa en realidad el Cardenal aunque después, como método, termine desmintiendo los trascendidos.
Se puede afirmar que los artículos de Rubín son consensuados en la mesa de trabajo de la Curia Porteña. Y marcan la lectura oficial de la realidad eclesiástica argentina que puede definirse en los siguientes puntos:
1- La Iglesia Argentina es autónoma de Roma.
2- El episcopado responde ciegamente al liderazgo del Jesuita por eso en él se resume el pensamiento de la Iglesia.
3- El Cardenal y los obispos argentinos no coinciden con los criterios de Roma y esperan que el geronte Benedicto XVI termine y todo cambie.
4- El proyecto de Iglesia bergogliana es un pueblo devoto de la Virgen, sensible a los problemas sociales y con esperanza de plantar una Iglesia popular comprometida según la catequesis de la Teología de la liberación.
5- No es admisible desde ningún punto de vista un retroceso en el proyecto y para eso hay que impedir toda acción eclesiástica que se salga del marco.
6- Todo obispo tradicional debe ser acosado y abortado del sistema.
7- El sucesor de Bergoglio tiene que ser impuesto desde Argentina y si es Monseñor Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes, mejor.
Pero, ¿quién es Sergio Rubín?
Un empleado del Cardenal que recibe como paga la información de primera mano. Con ella comercia buenos réditos en el Grupo Clarín y con los auspiciantes de Valores Religiosos.
Como ejemplo resulta muy interesante comparar en sus artículos el tema Grassi con el tema Macarone a quien termina absolviendo por razones de “operación política”. ¿Será esta la visión de todos los obipos o solo de Bergoglio? La respuesta es obvia…
*http://www.clarin.com/diario/2010/05/23/elpais/p-02198894.htm
LE ADVIRTIERON SOBRE UNA PROTESTA KIRCHNERISTA
Bergoglio teme incidentes el 25 en la Catedral
Por: Sergio Rubin
Un clima de preocupación se vive en la Iglesia. Es que en los medios eclesiásticos se teme que haya disturbios al final del Tedeum por el 25 de Mayo que el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, oficiará en la catedral. Y que se celebrará una hora antes del oficio religioso encargado por el Gobierno en la basílica de Luján con la presencia de la presidenta Cristina Kirchner.
La preocupación de la Iglesia no radica en una mera suposición. En los círculos religiosos se dice contar con la información de que un alto funcionario de la Casa Rosada está impulsando que militantes kirchneristas vayan a la catedral porteña para vivar, al término del Tedeum, a la presidenta.
El temor pasa, centralmente, por la posibilidad de que los militantes kirchneristas terminen chocando con otros grupos contrarios al Gobierno que se descuenta que serán de la partida. Si bien la Iglesia se preocupó la última semana en salir a tratar de despolitizar el oficio, precisando que es de carácter estrictamente religioso, tiene en claro que, inevitablemente, no faltará gente con un ánimo marcadamente antikirchnerista.
De hecho, la Iglesia subrayó el cariz religioso del Tedeum luego de que se percató de que estaba circulando una cadena de mails convocando a ir a la catedral para patentizar "la voluntad opositora mayoritaria". Allí se dice que la asistencia "debe ser mayor que la manifestación del campo". Y que el oficio de Buenos Aires "tiene que eclipsar al de Luján, la Virgen nos comprenderá, porque la patria está en peligro".
La Iglesia salió a la palestra, además, porque miembros de la oposición expresaron su deseo de ir a la catedral. Entre ellos, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri; los diputados del Pro Federico Pinedo y Gabriela Michetti; el diputado Francisco De Narváez, y el presidente del bloque de diputados de la UCR, Oscar Aguad. Además, Elisa Carrió reivindicó la catedral como el lugar "donde se debe realizar el Tedeum".
La tensión entre las dos celebraciones religiosas se suscitó luego de que la Presidenta eligiera Luján como lugar para el Tedeum oficial con el argumento de que la basílica es "la casa de la patrona de los argentinos" y "así lo quiere la Virgen". La decisión se leyó como una nueva forma del Gobierno de esquivar críticas que Bergoglio podría hacerle en la cara al matrimonio presidencial si el oficio se hacía en la catedral porteña.
Desde 2005, el entonces presidente Kirchner decidió llevar el Tedeum a ciudades del interior, molesto por las homilías del cardenal. Su esposa siguió la misma modalidad. Con todo, se esperaba que esta vez volviera a la catedral porque fue en ese templo donde la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo participó de la primera celebración patria, modalidad que se extendió hasta el cambio que introdujo Kirchner.
Sin embargo, Bergoglio anunció que haría igual el Tedeum en la catedral. Y que estaría abierto "a todos los vecinos de Buenos Aires". Enmarcó su decisión en una resolución de los obispos de todo el país, que en noviembre pasado dispusieron que se oficie el Tedeum del Bicentenario en todas las catedrales del territorio nacional. Pero resultó inevitable desde una lectura política que se planteara un contrapunto entre ambas celebraciones.
En este contexto, no escapa a la Iglesia que la homilía de Bergoglio será leída con lupa. Y contrapuesta con la que pronunciará en Luján el arzobispo local, Agustín Radrizzani, que el oficialismo ve como más amigable. Por eso, se asegura que el cardenal optará por leer el último documento del Episcopado, de marzo, donde los obispos llamaban a "superar el estado de confrontación permanente" que signa la vida política y social del país.
La preocupación de la Iglesia no radica en una mera suposición. En los círculos religiosos se dice contar con la información de que un alto funcionario de la Casa Rosada está impulsando que militantes kirchneristas vayan a la catedral porteña para vivar, al término del Tedeum, a la presidenta.
El temor pasa, centralmente, por la posibilidad de que los militantes kirchneristas terminen chocando con otros grupos contrarios al Gobierno que se descuenta que serán de la partida. Si bien la Iglesia se preocupó la última semana en salir a tratar de despolitizar el oficio, precisando que es de carácter estrictamente religioso, tiene en claro que, inevitablemente, no faltará gente con un ánimo marcadamente antikirchnerista.
De hecho, la Iglesia subrayó el cariz religioso del Tedeum luego de que se percató de que estaba circulando una cadena de mails convocando a ir a la catedral para patentizar "la voluntad opositora mayoritaria". Allí se dice que la asistencia "debe ser mayor que la manifestación del campo". Y que el oficio de Buenos Aires "tiene que eclipsar al de Luján, la Virgen nos comprenderá, porque la patria está en peligro".
La Iglesia salió a la palestra, además, porque miembros de la oposición expresaron su deseo de ir a la catedral. Entre ellos, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri; los diputados del Pro Federico Pinedo y Gabriela Michetti; el diputado Francisco De Narváez, y el presidente del bloque de diputados de la UCR, Oscar Aguad. Además, Elisa Carrió reivindicó la catedral como el lugar "donde se debe realizar el Tedeum".
La tensión entre las dos celebraciones religiosas se suscitó luego de que la Presidenta eligiera Luján como lugar para el Tedeum oficial con el argumento de que la basílica es "la casa de la patrona de los argentinos" y "así lo quiere la Virgen". La decisión se leyó como una nueva forma del Gobierno de esquivar críticas que Bergoglio podría hacerle en la cara al matrimonio presidencial si el oficio se hacía en la catedral porteña.
Desde 2005, el entonces presidente Kirchner decidió llevar el Tedeum a ciudades del interior, molesto por las homilías del cardenal. Su esposa siguió la misma modalidad. Con todo, se esperaba que esta vez volviera a la catedral porque fue en ese templo donde la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo participó de la primera celebración patria, modalidad que se extendió hasta el cambio que introdujo Kirchner.
Sin embargo, Bergoglio anunció que haría igual el Tedeum en la catedral. Y que estaría abierto "a todos los vecinos de Buenos Aires". Enmarcó su decisión en una resolución de los obispos de todo el país, que en noviembre pasado dispusieron que se oficie el Tedeum del Bicentenario en todas las catedrales del territorio nacional. Pero resultó inevitable desde una lectura política que se planteara un contrapunto entre ambas celebraciones.
En este contexto, no escapa a la Iglesia que la homilía de Bergoglio será leída con lupa. Y contrapuesta con la que pronunciará en Luján el arzobispo local, Agustín Radrizzani, que el oficialismo ve como más amigable. Por eso, se asegura que el cardenal optará por leer el último documento del Episcopado, de marzo, donde los obispos llamaban a "superar el estado de confrontación permanente" que signa la vida política y social del país.